Sección - Pensamientos sin pensar: Falsos progresistas.


Todo el mundo intenta globalizar su mente y adaptarse a un pensamiento más libre, modernizarse, ser más permisivo. La caída de los estereotipos y prejuicios está muy relacionada con esto. Tendemos a ir de la mano con lo que destaca. En el mundo actual, lo más generalizado suele ser la perspectiva liberal, inculcada irónicamente por un progresista occidente. El primer mundo es idealizado como la cuna de la libertad actual. Cada cual puede hacer lo que quiera y ser como quiera, siempre y cuando no moleste de manera objetiva a otros. Parecido a eso de que tu libertad termina donde empieza la de los demás. Jamás me ha gustado esa frase. Pero volvamos al tema. Intentamos respetarlo todo, siempre, eso sí, con una opinión propia, pero sin ningún tipo de mofa o represión. Pero esto no siempre se aplica. Estoy seguro de que hay mucha gente abierta, al igual que cerrada. No importa, cada cual puede ser como quiera, siempre y cuando no entorpezca el avance común. Lo que realmente me molesta es ese falso liberal. Sí, ese personaje que aparentemente y a primera vista es un ser progresista, culturalmente en activo, con una forma de pensar permisiva y moderna, ganándose esta calificación gracias a un par de comentarios universales de índole socialista adoptando una postura de fachada radical. Pero bajo esta fina piel se haya un razonamiento conservador, tradicional, seguramente por la época en la que fue educado o porque quizás no hemos progresado tanto como creemos.

Todo esto viene a raíz de algo que me sucedió durante una clase. Hablando de diferentes culturas y de sus diferentes costumbres con respecto a la forma de concebir el matrimonio, uno de mis compañeros preguntó, con ánimo de que la profesora le reafirmase, si en la cultura gitana las ceremonias se celebran en el domicilio del prometido, y que si la mujer debía de ser virgen para poder contraer matrimonio, y no sé qué más historias. La profesora contestó y añadió un "bueno, no estoy del todo segura, si hubiese alguien que perteneciese a esa cultura nos lo podría aclarar, ¿no hay nadie?". Fue aquí donde sonó un carcajeo aislado, alguno que otro esparcido por el aula riéndose. A mí por supuesto no me causó ninguna gracia. No voy a hablar de la cultura gitana, ese es otro tema. Pero podría haber alguien que predicase esta cultura. Mis compañeros sabían que no, pero podría ser. Les conozco medianamente. Casi todos ellos han soltado alguna vez algún comentario a favor de la homosexualidad, a favor de la diversidad cultural, en contra del racismo, etc etc etc. El típico comentario sobre los temas polémicos de índole social y represiva. Todo esto está muy bien. Hablar es una forma gratuíta de exhibir la imagen de ser de uno mismo a su antojo. Es en la acción cuando se verifica. Como decía al principio, todos tendemos a dar a entender que lo respetamos todo, de acuerdo con la ideología progresista contemporánea. Pero tengo mis dudas de que si en mi clase hubiese un chaval de etnia gitana esas risas le hubiesen dado a entender "respeto" hacia él.

Y como este ejemplo, muchísimos más casos cotidianos donde se demuestra la falsa fachada de estos seres hipócritas. En público, y en una conversación abierta, se generalizan y se muestran liberales socialmente. Es en casos aislados y de carácter privado donde se dejan ver. O no, depende del grado de polémica social o de alteración a lo considerado políticamente correcto que genere. Otro ejemplo muy común es un tema ya tratado en este blog: los tatuajes. Cuantos habrá que irán expresando su oposición hacia el tradicionalismo y lo conservador, sobre todo en lo político, y desaprueban firmemente el tatuaje relacionando los prejuicios sociales y los estereotipos de imagen pública que, sin estar escrito en ninguna parte, debemos guardar.

Progresismo, ese nuevo concepto que se presenta como algo moderno y "guay", y, como si de una moda se tratase, todos tratamos de adoptar. Después, unos lo valoramos más o menos desde el punto de vista personal y humanístico. Otros, se quedan en la simpleza de su ser guardando su imagen tradicionalista y sus valores inculcados por su entorno, dando a entender al público que esta forma de ser no vaya con él, reservándola. En mi opinión, el término "progresismo" está siendo prostituído por estos falsos progresistas.

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