Algo personal: Las desgracias de escribir un blog.

Esta mañana, alguien (no recuerdo quién, puede que una compañera del instituto) me felicitó por mi blog, predicándome que está muy bien y dándome voluntad para que siga publicando cosas. Desde que empecé con este blog, no he hecho nada más que dar mis opiniones y mis reflexiones a conocer. Es por esto por lo que me sorprende que haya gente a la que le guste. Digo que me sorprende porque son mis opiniones, es decir, es algo personal, individual, no es algo objetivo en el sentido de tener la razón. Hace tiempo que quería escribir sobre esto, pero no lo tenía claro del todo. Ahora, con una experiencia medianamente formada, ya puedo hacerlo. Cuando te tiras dos meses preparando un blog y escribiendo en él te das cuenta de algunas cosas. Unas con respecto a la plataforma y otras con respecto a mí mismo. Escribo esto con la intención de dar a entender a quién le interese mi punto de vista con el hecho de llevar a cabo un blog, y también para tocarle un poco los huevos a Google.

Vamos a hablar un poco de la plataforma. Llevar a cabo un blog conlleva una serie de miserias. La primera de todas y la que más se nota es, obviamente, la audiencia, el público del blog. A mí no es que me afectase mucho, puesto que no lo escribo con la intención de convertirme en un blogger conocido y que Google me pague los caprichos, sino que lo escribo con el proyecto de coleccionar mis opiniones y el día de mañana reírme un poco de ellas. O al contrario, darme mucha razón. Nunca sabemos por donde vamos a evolucionar. Yo espero que mis opiniones y mis ideas cambien, en el mismo contexto por supuesto, pero que cambien. Significará que he crecido como persona, o eso creo yo, quizás el día de mañana no piense esto, y entonces lo que digo ahora tendrá mucho sentido. Como decía, Blogger no es la mejor plataforma si quieres dar tu blog a conocer, puesto que ni siquiera cuenta con una interfaz o un muro global como Twitter o Facebook donde visitar otros blogs, sino que es más cerrada y al mismo tiempo más individual. Hasta hace unos años los que se dedicaban a escribir un blog las pasaban putas para que otros lo leyesen. Ahora, y aun así sigue siendo complicado, Blogger está bajo el amparo de Google, y por tanto de Google+, a través del cual ganar audiencia es digamos sencillo, al menos una pequeña cantidad, ya que en cuanto tú compartes un artículo propio dándole a "+1",  Google automáticamente aumenta las visitas de ese artículo y añade un "+1", como va a pasar en este ya que no le interesa a nadie. Obviamente estas visitas son falsas, es decir, son informáticas, no es gente real alucinando con tu post. Google es experto en engañar al personal para que no abandone sus propiedades. No siempre lo hacen, pero lo hacen. Pero a pesar de esto, y a pesar de que Blogger esté vinculado a una compañía tan expansionista como Google, promocionar un blog desde aquí resulta muy frustrante y a veces cansado (por esto que muchos llevan años inactivos). Pero vamos a dejar en paz a estas plataformas, que ya tienen bastante con lo suyo.

Otro aspecto que he observado, y este sí que me ha afectado, es el formato. Quiero decir que un blog no es el mejor formato para desarrollar un concepto o una idea, o como yo una opinión. Además, no es el mejor lugar donde exponer una crítica de forma seria, aunque tampoco es mi idea. Pero esto no es culpa de Blogger. Como es obvio, una pantalla es cansada de leer. Yo por ejemplo soy incapaz de tirarme 50 minutos leyendo en el ordenador (a no ser que el tema sea muy interesante, entonces me aguanto el escozor de ojos). Es por esto por lo que a veces me resulta muy frustrante escribir. Aunque ya he dicho que no hago esto con la intención de promocionarme, soy consciente de que tengo lectores, aunque sean pocos, a los que les interesa lo que escribo, y eso me impone cierta responsabilidad a la hora de escribir un post. Lo digo porque no es mi deseo que uno de mis lectores se tire 10-15 minutos leyendo uno de mis artículos, que es lo que seguramente va a pasar en este. Un blog está pensado para leer a ratitos y en poco tiempo, entre descanso y descanso, ya sea por interés o por entretenimiento. En mi caso, a veces parece que quiera publicar varias columnas en el periódico. Después pienso en el propósito de este blog, que como he dicho es coleccionar mis opiniones, y sigo escribiendo hasta donde llegue. Aunque irónicamente esta entrada sea en comparación más corta.

"Pero publicas cosas demasiado largas" me decía mi compañera. Y tiene razón. Dejando a un lado lo que ya he dicho de por qué escribo este blog, nunca se me ha dado bien la brevedad. En cuanto empiezo a desarrollar, por ejemplo, una de mis críticas como el post de "Colas de hambre", voy escribiendo sobre la marcha, es totalmente improvisado. Y por el camino me van surgiendo argumentos en la cabeza y formas de estructurarlos. Al final me encuentro con 5 párrafos de 12 líneas. Y eso que tengo muy presente que no debo extenderme mucho por lo que ya he dicho de que un blog no está pensado para textos tan largos, que tampoco es que 5 párrafos de 12 líneas sea "Guerra y Paz", pero cansa. Por no decir que nunca profundizo demasiado o nada en los temas que trato. Podría hacerlo, pero entonces sí que no me leería ni yo mismo.

En fin, ni siquiera sé por qué estoy escribiendo este mismo artículo. Supongo que es por la felicitación de mi compañera. Además, tenía ganas de explicar esto de una forma, si es que se puede, más personal en comparación con el resto de contenido. Un blog puede ser un lugar de consulta o entretenimiento o el refugio de un pensador frustrado por no disponer de más medios. Supongo que a mí me tocó esta última. Tampoco se está tan mal.


Estado de bienestar.

Puede parecer que pertenecemos a un sistema democrático y justo, que se conjunta en todo occidente, y que se fundó con el ánimo de favorecer al pueblo trabajador. Pero no es así. De hecho, los padres de este sistema fueron fascistas encubiertos, que lo desarrollaron sobre los pasos estratégicos que se marcaron. Me explico:
La propiedad calma el descontento del humano moderno. Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, el poder aristócrata, con ánimos de disuadir las ansias de cambio social y político de un pueblo destrozado por la guerra, otorgó derecho de propiedad al proletariado para crear así un estado general de comodidad y obtención de derechos cuidadosamente seleccionados. Es aquí donde nace el Estado de bienestar, en un intento de apaciguar al personal. Pero retrocedamos un poco.

La invención de la maquinaria industrial trajo consigo una serie de imprevistos. El obrero industrial multiplicó su capacidad laboral debido a este desarrollo y cayeron en la cuenta de que la diferencia entre lo que producían y lo que recibían era muy alta, llevándose la parte más escasa esta última. El descontento se expandió rápidamente y con él surgieron líderes revolucionarios que inculcaron en el llamado proletariado sus ideas de cambio, hasta derivar en una revolución rusa que los llevó al poder. Sí, a los pobres, los precarios, los currantes. Fue aquí donde el poder occidental se asustó e intentó asfixiar este movimiento desde fuera. El régimen zarista se levantó contra las fuerzas rojas contando con el apoyo de países como EE.UU., Japón, Reino Unido,... Y pretendiendo evitar una revolución mundial, a fin de que esta atentaba contra sus intereses, provocaron una guerra civil que duró más de 5 años. Tras la victoria, el auge revolucionario no sólo se reforzó, sino que se expandió por el mundo, con el Manifiesto Comunista, que se convirtió en la Biblia obrera. Decía al principio lo de la propiedad. Pues por primera vez existía una alternativa a la relación del poder y la propiedad de los que entonces estaban y están en lo alto dirigiendo el cotarro. Los tronos imperialistas comenzaban a tambalearse, y el levantamiento contra el poder establecido había surgido.

Toma de Berlín por parte de Ejército Rojo.

Por todo esto, el sistema y el poder tradicional, ahora llamado "derecha", se puso las pilas para frenar esta situación, por lo que tuvo que convencer al obrero de que el estado de opresión era mucho más factible que el emancipador. Y aquí empiezan las concesiones. Concesiones llamadas derechos. Algo impensable en aquella Europa precaria. Hasta las mujeres se apuntaron a esto y terminaron consiguiendo su derecho a votar (Excepto aquí, en España, aquí fuimos más paraditos, hasta la Segunda República nada. La iglesia se encargó de reprimir a la mujer hasta entonces).

En un territorio europeo conservador, se trató de combatir a comunistas y socialistas que provocaban que el poder aristócrata diese su brazo a torcer. El experimento escogido para hacerlo fue Hitler. A ningún mandatario europeo le pareció un error puesto que era de los suyos. Claro que, como en Frankenstein, este acabó por rebelarse a su creador. El experimento de los huevos se cobró 20 millones de vidas y una Europa destruída. Y aquí retomamos el principio del artículo.


Hitler y Franco protegiéndose del intenso Sol.
Como decía, en un intento de apaciguar al personal, los líderes de entonces tuvieron que ofrecer ciertas concesiones al pueblo cabreado (Nota: todo esto no se incluye en aquella España franquista; recordemos que, en lugar de acceder al Plan Marshall de los EE.UU., a nosotros nos vendieron al Caudillo de entonces, Franco, puesto que salía más rentable que comprar un pueblo soberano, y permitieron que siguiésemos bajo dictadura. El Estado de bienestar no se tradujo al español hasta bien entrada la transición, la cual me pregunto si llegó a concluir o seguimos en ella). Un pueblo que había combatido las ansias exterminadoras nazis, de modo que ya no valían las limosnas. Debían ser compensados, y fue aquí, junto con las ganas de los gobernantes de saciar los deseos de un mundo democrático, donde se fundaron las bases del Estado de bienestar. Y empezó a ofrecerse una educación gratuíta, un servicio sanitario público, los ya hablados derechos laborales,... y en definitiva, de acceder a los bienes de consumo (no a su producción, puesto que esta otorga, a fin de cuentas, el poder). Se fue permitiendo que el obrero consumiese lo elemental, lo que provocó un desarrollo de la industria y, por tanto, un mercado mayor. Y este modelo de producción-consumo es el que arrastramos hasta hoy. Se creó una nueva clase social de pequeños propietarios: la clase media. Una clase consumista. Con ella (la propiedad personal, digo) el pueblo se fue volviendo conservador puesto que habían caído en la estrategia occidental de la falsa comodidad, y con esta se había abandonado el camino revolucionario, volviendo a "sumisarse" (concepto). Aquella idea de la libertad renunciando a lo material se había ido. Fue como un soborno a gran escala.

Como decía, el proletariado había caído en la falsa comodidad. Falsa porque claro, querido obrero, ahora te ves con propiedades, con patrimonio, al cual accedes mediante los mismos que te lo ofrecieron, y has de mantenerlo. Con lo que volvemos al punto de partida. Con el mercado y la industria obrera controlada, los gobernantes, desde entonces hasta ahora, se esfuerzan en mantener esta comodidad, precarizándola poco a poco. Todo lo que se había conseguido luchando se está perdiendo callando. Ahora el obrero, recapitulando, ha de mantener su patrimonio. Por tanto, ha de cumplir con sus obligaciones laborales, pese a que sucede lo mismo que sucedía antes de la revolucionaria Europa: el beneficio de producción no es proporcional al que recibes, sino menos este último. Hemos vuelto a lo de antes. La única diferencia es que ahora nos han dado qué perder. El gran truco occidental.

Tratado de Roma.


El miedo de la clase media a perder esta comodidad le obliga a cumplir su doble jornada por 800€. El miedo a que otra guerra venga y se lo lleve todo. Y con el mercado de los productos bajo control, la población consumista también está controlada. Nos han pacificado. ¿Y qué han hecho para compensar la pérdida de los beneficios que generaba el conflicto? Lo han trasladado a los países de Oriente y lo intentan cargar en Latinoamérica. Se ha invertido la situación. Aquella ansia de cambio y mejora para el trabajador había desaparecido, o más bien ha sido comprada. Con tal de no radicalizar de nuevo a la plebe, los gobiernos han seguido con sus concesiones de forma paulatina, desde las que ya hablábamos hasta el acceso a profesiones como la medicina, la avogacía, la arquitectura,... Pero reprimiendo otra revolución. De aquí que el término "comunismo"  y "revolución" (aquí) se hayan criminalizado y marginado por parte de las instituciones capitalistas, inculcándolo con mensajes encubiertos entre los medios y no tan encubiertos. Estamos igual que antes pero ahora tenemos que mantener cosas que no necesitamos. Esas cosas son con lo que te controlan. Esas cosas son tu bienestar. Bienvenidos al Estado de bienestar.


Recomiendo ejemplares como "El derecho a la pereza" para relacionar o entender todo esto de una forma más expansiva y más ejemplar.

Multinacionales y el estándar de belleza.

De una forma superficial, como en casi todos mis artículos, me gustaría hablar de como las grandes entidades comerciales de productos de moda afectan a nuestra forma de ser. Aunque a muchos les cuesta asumirlo, son las multinacionales y las empresas dueñas de las grandes líneas de ropa y productos de estética las que imponen un modelo de aspecto ideal sobre la sociedad. Antes, y no hablo de hace 100 años, el referente más común era o bien Barbie o bien Monroe. Por debajo de ellas no había más que una marabunta de publicidad de cientos de empresas que pretendían emerger y situarse entre la inconsciencia del ciudadano con sus modelos de revista. Ahora existe una diversidad anunciante tan grande, que podemos distinguir cánones de belleza desde la idealización de personajes generalizados como Brad Pitt, hasta famosos artistas comerciales actuales como Nicki Minaj, Miley Cirus, Justin Bieber, Auryn,... e incluyendo certámenes donde se impone un modelo a seguir, como la reciente Miss Universo, Paulina Vega. No hay nada de malo en conocerles, cada cual tiene su juicio. El problema viene cuando estas figuras son exaltadas con todo tipo de marketing lanzado hacia la calle. Y lo peor, muchos de ellos han sido creados para vender. Debemos verlos como productos, modelos impuestos para que tu los adquieras, o derivados con los que parecerte a ellos. Esto es lo de siempre: el mensaje subliminal de que de esta forma serás una estrella del rock, o un multimillonario, o una famosa cantante, o simplemente serás más guapo o guapa. Adquirimos la ropa que anuncia Zara, el pantalón que lleva Angelina Jolie, el peinado de Zayn Malik, el alcance del cuerpo de Cristiano Ronaldo,... Pero no es más que un mercado. La clave, es como está diseñado.

Ojo, no estoy diciendo que porque Victoria Secret saque, por ejemplo, a un tío con un abdomen esteroidado o a una tía con palillos por piernas, todos debamos admirar, buscar, y asemejarnos a esos modelos. Somos muchos los que tenemos dos dedos de frente, y el autoaprecio es una gran virtud. No necesito que una marca capitalista me diga como debo vestir, o cuanto de bíceps debo tener. Lo que estoy diciendo es que hoy en día, y en gran parte debido a la globalización y la rápida mediatización de los medios, hay una gran variedad publicista de la belleza ideal que aturde a cualquiera, hasta que, si caes, una te atrae más que otras. El caso es que te atrae, y, poco a poco, te lleva hacia la obsesión y al ya tratado consumismo. La belleza es algo subjetivo. A cada cual más individual le puede parecer más atractivo un aspecto u otro. Lo único que hacen estas compañías y sociedades es promocionar su visión de la belleza, o bien por motivos propios de exaltación, o bien porque hay un gran mercado detrás, universalmente relacionado con lo que esté de moda (también creado por estas compañías). Y el dinero es el dinero. Con miles de mensajes subliminales son capaces de follarte la mente y de que creas que comprando equis colonia vas a ligar más. Actualmente, y dependiendo de la sociedad, una tía buena puede ser una anórexica o una obesa. Y muchos más estándares estéticos que influyen en la manera de vernos entre nosotros. La desgracia de todo esto no es que perdamos nuestra autenticidad como persona, eso cada cual que se responsabilice de sí mismo. Lo peor de todo es que en casos extremos, y preocupantemente comunes, esto deriva en una discriminación y elitismo social.

Cuando nos exponemos a una calle repleta de carteles y anuncios publicitarios, nos exponemos a caer en su mensaje oculto. La publicidad es un arma muy peligrosa que se ha usado en toda la historia moderna no solo para la moda, incluso para los conflictos bélicos. Ante una sociedad que no ha sido educada para detectar estos mensajes, las multinacionales ven dinero, y empiezan a bombardear su producto por todas partes, con mensajes subliminales que atacan directamente a tus valores y a tu forma de pensar. Si pueden convencerte de que una tía delgada es preferible a una rellenita, ¿por que no podrían convencerte de que los hombres somos todos unos machistas, o de que EE.UU. es el mejor país del mundo, o de que la mujer solo vale para fregar, o de que Hitler era la hostia? Todo esto son extremos, pero podrían hacerlo, y mucha gente picaría. Porque somos más vulnerables de lo que pensamos. Porque la inconsciencia influye muchísimo sobre nuestra conciencia. Y todo esto también va relacionado con la posición social. Por ejemplo, antes una persona gorda estaba relacionada con la riqueza, puesto que eran los ricos los que tenían dinero para comer lo que quisieran. Ahora, gracias al supuesto equilibrio social, y digo supuesto porque es una falsa comodidad para que creas que vives bien, esto ya no está tan generalizado. Y debido a la imposición de figuras delgadas de gran fama y éxito, ahora está de moda pesar 40 kilos con 30 años. Bueno, igual me estoy yendo por otras ramas.



Algún día trataré el tema de la publicidad y del marketing. Menudo mundo. Pero ahora voy a concluir esta entrada. No me apetece profundizar mucho en esto puesto que un blog cansa la vista. Así que seré breve. Las multinacionales crean los modelos y las marcas a seguir. Singularizando lo común, o idealizando lo individual, a través de los recursos publicitarios abusivos configuran tu manera de ver a una persona, y de verte a ti mismo. Este es el gran peligro del mundo de la estética comercial. No importa que detrás de todo esto haya un gran e injusto mercado, es tu problema adquirir sus mierdas. Lo que importa es como afectan a tu persona, y de como la moda modifica nuestra personalidad hacia la simpleza y la ignorancia, derivando en una primitiva discriminación y exaltación propia. La superioridad es una sensación muy tentativa. Todos llevamos un pequeño pijo consumista dentro. Lo han puesto ahí. Tú solo trata de que no moleste mucho, o acabrás siendo como él, incapaz de ver más allá del Corte Inglés ni de los que visten como tú. Y en lo físico también, sí, machácate en el gimnasio para alcanzar una figura supuestamente ideal, vete a saber por quién, debido a esta fiebre deportiva donde han creado un nicho de mercado, como esta moda de los runners. Mercado, mercado y mercado. No te preocupes si eres gordo o bajito. Las multinacionales cambian constantemente a la par de la moda y el comercio. Pronto serás tendencia. Así que sigue comiendo.


Para saber más sobre la singularización de las marcas y su mercado, visita este artículo: "Marcas: Estrategia capitalista."

Sección - Pensamientos sin pensar: Falsos progresistas.


Todo el mundo intenta globalizar su mente y adaptarse a un pensamiento más libre, modernizarse, ser más permisivo. La caída de los estereotipos y prejuicios está muy relacionada con esto. Tendemos a ir de la mano con lo que destaca. En el mundo actual, lo más generalizado suele ser la perspectiva liberal, inculcada irónicamente por un progresista occidente. El primer mundo es idealizado como la cuna de la libertad actual. Cada cual puede hacer lo que quiera y ser como quiera, siempre y cuando no moleste de manera objetiva a otros. Parecido a eso de que tu libertad termina donde empieza la de los demás. Jamás me ha gustado esa frase. Pero volvamos al tema. Intentamos respetarlo todo, siempre, eso sí, con una opinión propia, pero sin ningún tipo de mofa o represión. Pero esto no siempre se aplica. Estoy seguro de que hay mucha gente abierta, al igual que cerrada. No importa, cada cual puede ser como quiera, siempre y cuando no entorpezca el avance común. Lo que realmente me molesta es ese falso liberal. Sí, ese personaje que aparentemente y a primera vista es un ser progresista, culturalmente en activo, con una forma de pensar permisiva y moderna, ganándose esta calificación gracias a un par de comentarios universales de índole socialista adoptando una postura de fachada radical. Pero bajo esta fina piel se haya un razonamiento conservador, tradicional, seguramente por la época en la que fue educado o porque quizás no hemos progresado tanto como creemos.

Todo esto viene a raíz de algo que me sucedió durante una clase. Hablando de diferentes culturas y de sus diferentes costumbres con respecto a la forma de concebir el matrimonio, uno de mis compañeros preguntó, con ánimo de que la profesora le reafirmase, si en la cultura gitana las ceremonias se celebran en el domicilio del prometido, y que si la mujer debía de ser virgen para poder contraer matrimonio, y no sé qué más historias. La profesora contestó y añadió un "bueno, no estoy del todo segura, si hubiese alguien que perteneciese a esa cultura nos lo podría aclarar, ¿no hay nadie?". Fue aquí donde sonó un carcajeo aislado, alguno que otro esparcido por el aula riéndose. A mí por supuesto no me causó ninguna gracia. No voy a hablar de la cultura gitana, ese es otro tema. Pero podría haber alguien que predicase esta cultura. Mis compañeros sabían que no, pero podría ser. Les conozco medianamente. Casi todos ellos han soltado alguna vez algún comentario a favor de la homosexualidad, a favor de la diversidad cultural, en contra del racismo, etc etc etc. El típico comentario sobre los temas polémicos de índole social y represiva. Todo esto está muy bien. Hablar es una forma gratuíta de exhibir la imagen de ser de uno mismo a su antojo. Es en la acción cuando se verifica. Como decía al principio, todos tendemos a dar a entender que lo respetamos todo, de acuerdo con la ideología progresista contemporánea. Pero tengo mis dudas de que si en mi clase hubiese un chaval de etnia gitana esas risas le hubiesen dado a entender "respeto" hacia él.

Y como este ejemplo, muchísimos más casos cotidianos donde se demuestra la falsa fachada de estos seres hipócritas. En público, y en una conversación abierta, se generalizan y se muestran liberales socialmente. Es en casos aislados y de carácter privado donde se dejan ver. O no, depende del grado de polémica social o de alteración a lo considerado políticamente correcto que genere. Otro ejemplo muy común es un tema ya tratado en este blog: los tatuajes. Cuantos habrá que irán expresando su oposición hacia el tradicionalismo y lo conservador, sobre todo en lo político, y desaprueban firmemente el tatuaje relacionando los prejuicios sociales y los estereotipos de imagen pública que, sin estar escrito en ninguna parte, debemos guardar.

Progresismo, ese nuevo concepto que se presenta como algo moderno y "guay", y, como si de una moda se tratase, todos tratamos de adoptar. Después, unos lo valoramos más o menos desde el punto de vista personal y humanístico. Otros, se quedan en la simpleza de su ser guardando su imagen tradicionalista y sus valores inculcados por su entorno, dando a entender al público que esta forma de ser no vaya con él, reservándola. En mi opinión, el término "progresismo" está siendo prostituído por estos falsos progresistas.

El teatro Popular con Rodrigo Rato como protagonista.

No me apetece mucho escribir, así que seré breve. Lo primero que he visto al poner el telediario, sin esperar encontrarme una buena información bien seleccionada y expuesta como es obvio, ha sido ver, como no, la preciosa figura de Rodrigo Rato con su mediatizada escena entrando en un coche patrulla de la policía. Y seguirán dándole bombo al tema hasta la saciedad. Muchos dirán "Hombre, a ver, es lógico. Ha sido detenido por alzamiento de bienes, fraude y blanqueo de capital. No es algo que se vea todos los días". Exacto, no todos los días se puede ver a un corrupto entrando en un vehículo policial. Pero no deja de ser una estrategia de marketing hacia la opinión pública. Pura publicidad. Este caso venía a afianzar casos como la Gurtel, por lo que imagino que Mariano y compañía no tardaron en reunirse para calcular la estrategia. Y es que ahora todos sus seleccionados mensajeros colocados en los medios de comunicación harán una gran exaltación de que esta detención reafirma la integridad y la impoluta eficacia del gobierno en la lucha contra la corrupción y fortalecer la idea de que nuestro sistema democrático y judicial funciona. No es más que una forma de actuar. No es la primera vez que vemos a Cospedal ensayando teatro durante el transcurso de una rueda de prensa. Dos actos: preparación, a la cual no tiene acceso el público, y presentación. Y lo mejor es que pueden presentarlo a su antojo, pretendiendo además dejar claro que no hacen distinción alguna entre colegas a la hora de imponer la ley. Algo, claro está, que no dura mucho. ¿Cuántos días tardó Blesa en salir?

Rodrigo Rato, dando el visto el bueno a las tarjetas opacas.

No es más que un caramelito para la plebe. Una forma de mostrar al público que están haciendo lo correcto y que además lo están haciendo bien, y dentro de un sistema fuerte y sólido, un sistema funcional. Pero lo cierto es que la función es demasiado corta. No suele durar mucho más de una semana. Primero le dan el primer plano para llamar la atención de la gente y despúes lo saturan con otras tantas noticias. Finalmente el espectador acaba aturdido y cansado de tanta información, por lo que olvida la importante, pero con el concepto bien grabado: "Rato ha sido detenido por corrupción. El sistema funciona." Estamos hartos de tragarnos en cada telediario durante años la misma historia. La repercusión de siempre. Pero eso sí, con el mensaje universal de que todo va bien.

El problema de todo esto es que para que una obra de teatro salga bien hace falta un buen guión y un buen reparto. Han abusado tanto del recurso de actuación ante el pueblo que este ya se muestra pasivo ante el. Han mentido tantas veces y tantas veces se ha descubierto que al final pasan dos cosas: una parte de la gente se cansa del tema y otra se entera. Pero, y entrando en otro jardín, esto es España, y el respeto al señorito lo llevamos bien marcado. Con lo cual todo se queda en nada, y ellos siguen campando a sus anchas. Los guiones del PP ya no son creíbles, si es que en algún momento lo fueron, pero no importa, ya que los que leen el guión no reaccionan más que para si mismos.

Colas de hambre.

En este artículo vengo a comentar algo que, como persona, me toca bastante la moral. Como se puede ver, en todos los noticiarios (excepto en Canal 13, ahí España va bien) aparecen imágenes de gente rebuscando comida en contenedores, familias en comedores sociales o centros escolares que se tranforman en almacenes solidarios de recursos. No es ningún secreto, por mucho que el PP trate de disuadir estas situaciones ocultándolas en la prensa de cara a las elecciones. De hecho, he mentido al empezar. Hace tiempo que no veo este tipo de imágenes en los noticiarios. Por qué será. Recientemente he leído una noticia sobre una organización que se dedica a distribuir alimentos entre los más necesitados de una localidad. Este tipo de organizaciones (no todas) suelen recibir pequeñas ayudas del Estado para hacer frente a los gastos. Pero en esta en concreto, su portavoz decía que habían dejado de recibir esta ayuda en el plazo correspondiente, y que la próxima no llegaría en meses, acercándose a las elecciones. Que curioso, ¿no? En fin, es un caso particular. Lo que me revienta por dentro es que los mismos que han creado esta situación, que quitan estas ayudas y que dejan a miles de familias desamparadas, son los mismos que la niegan. Como pueden tener tantos huevos de reírse así de la gente que tiene que recurrir a una ONG para sobrevivir. Y no hablo solo de gente en la calle. Los hay que, por sus hijos o por dignidad, están haciendo imposibles por mantener un hogar, aunque para ello tengan que pasar hambre. Total, para que después sean deshauciados.

Anciana buscando comida en un contenedor. Como veis, ya no es solo cosa de vagabundos.

Lo mejor de todo esto es la forma de venderlo. Como con todo, ya han cultivado esa idea universal de que la crisis nos ha llevado a esta situación, y que lamentablemente hay que apretarse el cinturón. Pero no puedo evitar relacionar el hecho de que el número de parados haya aumentado paralelamente con el de familias en estado de pobreza, y que todo esto se haya incrementado con la reforma laboral. Algunos deben de pensar que lo están haciendo mal. Lo están haciendo de puta madre. No hay diferencia entre lo que hacen y sus intereses. Si yo le doy libertad a un empresario para que eche a sus empleados sin ningún tipo de indemnización, no me va a extrañar que acaben en la cola de un comedor social si les ofrezco un subsidio de mierda y les aumento los precios de los productos básicos. Todo esto solo se provoca para beneficiar al empresario. Porque es lo que interesa. Devolver al pueblo, de forma progresiva, a un estado de precariedad. Para la clase media esto es como una bomba. Que nadie se crea que la gente está buscando comida en la basura porque el euro se vaya a la mierda.

Esta es otra. Lo de la gente buscando en la basura. A qué extremo de vida habrán llegado esas personas que antes tenían una vida decente o no, para que ahora se encuentren abriendo bolsas en un contenedor verde. No solo no se piensa en esto, sino que este maravilloso gobierno ha decidido multar a todo aquel que rebusque en la basura "dañando la imagen de la localidad". Es decir, no solo favorezco tu situación de pobreza, que aún encima te sanciono por sobrevivir. Lo más absurdo es el hecho de que te multen por hacerlo. Yo creo que lo hacen aposta, para cachondearse. Si tuviese ese dinero con el que pagar la multa, créame que no estaría comiéndome la mierda de los demás. Y además justificándolo como que "es un peligro para la salúd pública y daña la imagen de la ciudad". O sea, que no me importa que lo estés pasando fatal, ni que pases hambre, ni que no tengas un techo, ni que tus hijos no puedan asisitir a un colegio,... nada. A mi lo que me importa es lo que vea Merkel. Y aún hay gente que apoya esta medida de sanción. ¿Pero que os pasa en la cabeza? Para todo aquel que se recrea en este tipo de comentarios: ojalá pasases una semana en la calle.

Es lamentable que en lo que se supone que es un estado desarrollado, recalco lo de "se supone", haya personas, familias, que tengan que pedir ayuda a organizaciones ajenas al estado para sobrevivir, que tengan que vivir de la solidaridad de otros. Me pregunto que pasaría con estas personas, que no son pocas, si no existiese esta caridad. Probablemente se irían muriendo de hambre, muchos protestarían, y se llevarían una multa y una hostia por hacerlo. "Welcome to Españistán". Un dato curioso: en España se deshechan más de 50.000 toneladas de comida, con las que se podrían alimentar a 172.000 personas durante un año, es decir, a 43.000 familias integradas por cuatro habitantes. De esto se han dado cuenta las líneas comerciales de alimentos, con lo que aprovechan para dar salida a sus productos perecederos o pasados de fecha a bajos precios, con lo cual cubren menos pérdidas. Se hace negocio hasta con el hambre. Que nadie se preocupe. Como dijo Cañete, "yo me como yogures caducados de hace un mes y no me pasa nada". ¿Es del PP, no?

Arias Cañete haciendo dieta.
En fin, que no pretendía alcanzar ninguna conclusión con esto, excepto la de hacer ver que es provocado, claro. Al igual que no hay diferencia entre privatizar un hospital y no invertir en uno público, tampoco la hay entre beneficiar al empresario y decadentizar a la clase trabajadora. Y todo esto deriva en las situaciones extremas, y que se están convirtiendo en comunes, que he expuesto. Por desgracia, y como he dicho al principio, no se trata de hacer victimismo ni ninguna campaña demagógica. Por desgracia las cosas son así. Seguramente me haya quedado algo por ahí sin mencionar. Pero bueno, al final todo deriva en lo mismo.

Sección - Pensamientos sin pensar: Revolucionarios

Hace tiempo tuve un debate con una amiga sobre la idea actual de "emprendedores". Mientras ella mantenía que cualquiera puede ser emprendedor o emprendedora y desarrollar un proyecto aprovechando las pautas marcadas por el sistema, yo matenía que las personas emprendedoras (por cierto, con un significado un tanto ambiguo actualmente) deben ser revolucionarias, deben de traer ideas y planteamientos nuevos, no deben desarrollarse por las vías del sistema, puesto que de este modo jamás evolucionaríamos, no al menos de forma natural (no voy a meterme en pólemicas sobre manipulación social y demás historias, pero puedes relacionarlo con eso). Fue en este momento cuando mi amiga me soltó que "bah, revolucionarios, soñadores perroflautas, cualquier ejemplo de revolución que me pongas termina en tragedia". No me impresionó su respuesta, puesto que es una respuesta de mierda sin ningún sentido, y ella debería saberlo mejor que nadie. ¿Qué habría sido del género femenino actualmente si en su momento lo que ella llama "perroflautas" no se hubieran levantado contra el patriarcado social? En fin, no me importa lo que piense, no viene al caso. Lo que me impresionó fue que relacionase el término "revolucionario" a la idea de que sea algo peligroso, despreciable, o peor aun, insignificante.

Martin Luther King

Existe una frase de Salvador Allende que me va a venir muy bien para desarrollar esto: "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica". Y no le falta razón. Dejemos por un momento de lado la sociedad actual. Veámoslo desde un punto de vista más universal: de no ser por llamados revolucionarios, de personas con ideas e iniciativas propias a lo largo de la historia, jamás habríamos evolucionado. Jamás habríamos alcanzado tal punto de avance social, tecnológico, artístico y científico (y lo que nos queda por avanzar). De forma natural, tendemos a evolucionar desarrollando nuestra capacidad mediante la expresión de la originalidad, la creatividad, el conocimiento,... De no ser por revolucionarios, ¿alguién cree que el mundo sería igual que como lo conocemos? Va implícito en nuestra naturaleza ser innovadores, ser revolucionarios.

Actualmente esta idea está manchada de absurdos argumentos mezclados con pobreza, comunismo y otras historias, algo que es totalmente ajeno. De hecho, sorprendentemente muchas personas suelen relacionar una revolución con una situación anárquica, y normalmente política. También se relaciona con repúblicas desastrosas, como la República Bolivariana. Muchos se olvidan de Francia. O del Che Guevara, desgraciadamente empapado de propanganda capitalista contra su persona. No es culpa de la gente tener estas perspectivas. Es culpa del sistema que a lo largo de lo que se conoce como historia moderna, y dominada por un sistema capitalista occidental, ha implantado sobre la sociedad un miedo y/o un desprecio hacia los revolucionarios, hacia la revolución. Miedo a que algo mejor pueda destruir la falsa comodidad de vida que tenemos. Miedo a lo diferente. 

El miedo de tener que pasar por el caos para llegar a otra etapa, sea de lo que sea. Social, política, económica,... Miedo a perder lo que tenemos. Miedo a la posibilidad de que una revolución acabe en desastre. Miedo a la lucha. Reprimidos como perros amaestrados volvemos a nuestras casas sin ladrar. Hemos sido y estamos siendo educados para no ser lo que algunos consideran una amenaza. Claro. Una amenaza hacia la hipocresía social actual. Hacia el fascismo encubierto político. Hacia la manipulación y el control del mercado y del ocio. Una amenaza para los que se lucran con ello. Por desgracia para ellos, son minoría.

 

El yihadismo y la prensa occidental.


Antes de empezar con el post, quiero dejar claro que: no pretendo hacer ningún tipo de enaltación o apología al yihadismo, terrorismo o grupos extremistas; tampoco pretendo defender o apoyar, ni mucho menos, al Estado Islámico, Al-Qaeda o cualquier otro, estoy totalmente en contra de estos, al igual que lo estoy de la política-social occidental. Si te esperas encontrar un análisis profundo sobre el yihadismo o una crítica extremista contra la prensa occidental, ambos casos de forma totalmente neutra, no sigas leyendo. He de recordar que esto es un blog de opinión.

Desde aquel supuesto ataque yihadista contra Charlie Hebdo en Francia, la prensa occidental se ha puesto las pilas (y también gobiernos) para intensificar su campaña anti-yihadista, mezclando, por supuesto, cualquier fenómeno actual que se desvíe del camino imperialista occidental con el yihadismo. Hasta entonces solo se hablaba de reclutamientos, de la creciente influencia del ISIS en países islamistas, etc. Ahora, derivado de una supuesta actuación yihadista en Europa, los medios de comunicación y sociedades institucionales aprovechan esto para reforzar cualquier argumento contra cualquier tipo de situación soberana o socialmente desencamida de su juego. Sin ir más lejos, en una rueda de prensa, Jorge Fernández Díaz relacionó independentismo catalán con grupos extremistas vinculados al yihadismo. Todo sea para continuar la campaña del gobierno español contra Cataluña. Pero no nos desviemos del tema. No quiero fomentar el yihadismo, todo lo contrario, pero tampoco me agrada ver como los medios de comunicación manipulan las noticias relacionadas con este. La verdad por delante, por favor. No recuerdo ninguna campaña de manipulación informativa contra las intervenciones excusadas de EE.UU. en cualquier país como si fuese el dueño de la finca, ni contra el gobierno fascista de Netanyahu por su genocidio palestino, ni contra Ucrania por sus ofensivas militares contra prorrusos, que democráticamente pedían un referendum y EE.UU orquestó el conflicto acutal para evitarlo,... y como estas, tantas otras situaciones de conflicto que tantos gobiernos occidentales provocan. Cualquier acto es justificable si se trata de "la lucha contra el terrorismo". Pero la prensa calla.

Lo peor de todo esto no es la desinformación sobre el tema. Es la influencia sobre la gente, que ignorante cae víctima de esta manipulación. No son pocos los grupos islamofóbicos que están surgiendo en Europa debido al bombo propagandístico contra el Estado Islámico, relacionando palabras como "islamismo", "musulmán" y "terrorismo". No nos engañemos. Que un grupo extremista religioso (por cierto, el Ku Klux Klan lo es, de nada) se crea el representante supremo de, en este caso, el islamismo, no quiere decir que todos los que predican dicha religión vayan de la mano con ellos. Digo lo del Ku Klux Klan, supuestamente desarticulado, porque me parece el mejor símil para entenderlo. El Ku Klux Klan es un grupo radicalista cristiano-ortodoxo y el éxito que obtuvo en EE.UU. (llegando a tener entre 4 y 5 millones de miembros) es comparable al del Estado Islámico, pero por distintos motivos. Pensemos por un momento en los pueblos arábigos. Pueblos masacrados a lo largo de la historia por el líder occidental EE.UU. excusándose de actuar en nombre de la seguridad mundial. Pueblos, muchos de ellos sin recursos, donde pueden surgir dos caras: el resentimiento o el levantamiento. Desde mi punto de vista, la aparición de grupos como ISIS no son más que el resultado de un sentimiento de rabia y de levantamiento contra la opresión occidental, aferrándose a sus creencias religiosas y su más estimulado conocimiento conservador de su cultura, derivando en el nacimiento de ideologías radicales donde la violencia está justificada. Al igual que para el imperialismo occidental la obtención de recursos y la imposición propia de llamada democracia y del capitalismo justifica cualquier atropello social y cultural, para los grupos islamistas extremistas cualquier acto de llamado terrorismo y de privación de libertad justifica su venganza. Pero esto no quiere decir que cualquiera que predique una religión vaya acompañado de los grupos radicales que creen representarla. No voy a hacer ninguna crítica ni ninguna opinión acerca de la religión, sea cual sea, porque todas tienen para rato. Pero los medios de comunicación se empeñan en criminalizar cualquier tipo de manifestación cultural musulmana, relacionándola con "terrorismo" e "islamismo". Personalmente, cualquier religión podría pudrirse en el olvido. Y no mezclemos creencia con predicación. Eres libre de creer, por supuesto. ¿Crees en Dios? Me parece muy bien. Pero no acudas a la Iglesia. No creo que Dios la apoye. ¿Ves? Por esto no quería comentar las religiones. Porque me voy por otras ramas.

La fobia religiosa vuelve a Europa, si bien nunca se ha ido. La manipulación occidental persiste. Desde siempre ha existido, manifestándose de muchas maneras. Incrementar el odio de la gente contra lo que a capitalistas y fascistas encubiertos interesa siempre ha sido una moda. Y con esto igual. Pretenden criminalizar a una religión y a todos sus devotos. Como ya he dicho, por mí cualquier religión podría pudrirse. No son más que el resultado antropológico de la ignorancia, con sus gobernantes avariciosos, machistas, pederastas, dictadores, extremistas, patriarcales,... una exaltación de la sociedad tradicional. Pero creo que la libertad de la creencia espiritual y de predicarla no debe desaparecer, por mucho que yo odie esto último. Criminalizar a un grupo social por sus creencias, es un acto de terrorismo cultural. Occidente debe dejar de lado su ansia imperialista, creyéndose que son los padres de una sociedad ideal. En realidad, es una contradicción en sí mismo. Promocionan su falsa cultura permisiva y progresista criminalizando y censurando a otras. Tanta riqueza cultural y social siendo atacada. Mierda, ya me he vuelto a desviar. En resumen, no te creas mucho de lo que ves en las noticias. Cualquier día dirán que los budistas se sentaban a comer con Al-Asad.

"De forma cruel el Estado Islámico pone de relieve los hechos que Occidente cuidadosamente trata de ocultar. Nos quedamos impactados por la bárbara crueldad del EI, pero pensamos que nuestras guerras libradas muy lejos de nuestros hogares en Oriente Medio, son puras y nobles. Un millón de personas murieron durante la invasión a Irak y sus cuerpos fueron desgarrados por las bombas estadounidenses, pero nunca enfocaron nuestra atención hacia esos hechos. El Estado Islámico pretende suscitar miedo y pavor como lo hizo George W. Bush en Irak".

Tatuajes: prejuicio social y discriminación laboral.

El otro día hablando con un amigo que es tatuador le comenté los tatuajes que quiero hacerme y algunos diseños que me gustaban. Con una risa de falsa inocencia, me contó que en ocasiones se arrepentía de haberse hecho tatuajes, por ejemplo, a lo largo del brazo. "No es que no quiera tenerlos, pero es ahora cuando ves la repercusión laboral que tienen. En algunas empresas no me han querido contratar porque según decían 'daba una mala imagen'. Pocos son también, por ejemplo, los bares donde pasan por alto el hecho de que lleves tatuajes en el brazo. Y yo paso de tener que ir a trabajar con manga larga en verano." Estas fueron sus palabras textuales. Probablemente si me lo hubiese dicho otra persona no le habría dado tantas vueltas al tema, pero saliendo de alguién que es un tatuador profesional, además de otros estudios, me sorprendió muchísimo.

No creo que a estas alturas sea necesario dejarlo claro: el tatuaje es un arte. Han existido desde la antigüedad o bien como una expresión de identidad o como un tributo (cultural, religioso, personal, etc.). No por llevar tatuajes eres un delincuente, que suele ser el prejuicio más relacionado con estes, culpa en gran parte de la influencia del fanático y precario cine de Hollywood. Los tatuajes se suelen relacionar con una persona conflictiva, por eso de que las bandas callejeras o algunas mafias llevaban (o llevan) su marca tatuada. De hecho este fue el uso inicial del tatuaje: marcar a las personas. Se usó con este fin, sobre todo, en la Alemania nazi con los presos judíos. Actualmente deberíamos agradecer a cientos de artistas (como David Hale, Amanda Wachob, Ien Levin, etc.) que han hecho posible que, a lo largo del tiempo, el tatuaje se encaminase hacia una representación más artística o personal, alejándolo de su relación con la delicuencia o la marginación, con ánimo de plasmar en ti algo significativo o simplemente como complemento. Arte sobre la piel.

Probablemente muchos dirán que laboralmente el empresario tiene derecho a decidir unos requisitos estándares de vestimenta e imagen en su negocio. Totalmente de acuerdo. En muchos países, poniendo otro ejemplo, las empresas, con su política de imagen, pueden rechazar a una persona gorda sin ningún tipo de problema legal. Ah, no, que nadie se queje. ¿Estás gordo? Lo siento, no nos interesan los gordos. Evidentemente me estoy yendo a otro extremo de la situación para hacerlo más fácil de ver. El nivel de capacidad de una persona no se mide por lo tatuado, se mide por lo demostrado. Para un trabajo has de tener unas aptitudes mínimamente requeridas. Las cumples. Punto. Es lo que a un empresario le interesa. Le interesa la productividad. El beneficio del trabajo. Si tuviese veinte empleados con tatuajes que incrementan la productividad de la empresa en un 15%, además de la aportada por el resto, no creo que fuesen despedidos. La imagen juega un papel fundamental hoy en día, lo entiendo. Pero no solo con los tatuajes, sino con cualquier otro aspecto. No pretendo incitar a que vayas al trabajo con la ropa rota y una cresta de 1 metro. Entiendo que deben existir ciertos estándares de vestimenta en una empresa, fuera de ahí haz lo que quieras. Pero no pretendamos crear un mundo laboral tan elítista con respecto a los estereotipos sociales. De esta forma solo se consigue que los que lleven tatuajes sean discriminados, que el sexismo y el racismo en el trabajo aumente, que las personas obesas, e incluso anoréxicas, no puedan implicarse laboralmente.

Voy a dejar algo claro. No estoy defendiendo a esa persona que se tatúa la frase "Que te jodan" en la frente o algo por el estilo. Soy un defensor del tatuaje, pero como medio de expresión personal o artística. Me parece genial que te tatúes, yo que sé, un ancla en el brazo porque representa la esperanza, entre otras cosas. O alguna frase o símbolo en memoria o tributo de algo significativo personalmente. Pero no creo que tatuarte un "Que te jodan" en la frente tenga algún tipo de significado artístico o personal. Aclarada mi postura, sigamos.

No se trata solo de defender la presencia del tatuaje. Se trata de que mediante ese concepto de imagen que las empresas y la publicidad venden se puedan cambiar los prejuicios sociales. Que se deje de ver a una persona tatuada como una persona marginada o conflictiva. Que se deje de ver a la mujer como una marca de la casa por su físico en una empresa. Que se deje de empujar en dirección al patriarcado social. La integración del minoritario es la evolución de la mayoría social.  En definitiva, que se deje de reprimir la libertad de ser.

"No estamos locos" - El Gran Wyoming (con entrevista)

Cuando abrí este blog mi idea no era comentar literatura comercial. De hecho no era ni tan siquiera comentar literatura. Aunque más que para comentar esto lo escribo con ánimo de recomendar. Ya que he de decir que hacía mucho que no leía un libro tan interesante como "No estamos locos", de Wyoming, que analiza de forma crítica la situación social y económica que atraviesa España, contándonos porque estamos atrapados en este terrible momento político e ideológico. Con la fina ironía y el humor socarrón que le caracteriza, Wyoming en "No estamos locos" intenta mostrar en origen la esencia del pueblo español y dirige la vista del lector hacia su propio ombligo. De hecho, lo estoy leyendo por segunda vez.

Quizás no nos merecemos lo que nos está pasando, pero tampoco es casual que todas estas circunstancias hayan coincidido a la vez precisamente en nuestra querida piel de toro. Nos muestra con sarcasmo nuestros propios defectos y critica, sobre todo, la política reciente que ha hecho de este país el caldo de cultivo perfecto para los chanchullos y los robos de guante blanco.

A menudo, la gente para a Wyoming por la calle para lamentarse de la situación actual y hace una clara distinción entre el antes y el después de la crisis. "Lo están haciendo mal" es la queja que más se escucha en todas partes y con esta frase los ciudadanos resumen lo que piensan de los políticos: que se están equivocando los que mandan. Pero la gente está confundida, no ha entendido bien la jugada. No lo están haciendo mal, están haciendo precisamente lo que quieren hacer. Lo que ocurre, sencillamente, es que "sus intereses no coinciden con los de los ciudadanos". Otro aspecto que me ha encantado del libro es el planteamiento de conceptos como la gobernabilidad y la productividad para justificar los atropellos gubernamentales, aclarando también como lo utiliza Alemania para gobernar Europa y el por que de la deuda española actual con la UE con la gran mentira de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades".

Puede parecer que van surgiendo brotes verdes y que nos encontramos en el buen camino, al menos esa es la consigna que circula entre la clase política española en el poder, pero no nos engañemos, "el pozo es mucho más profundo de lo que parece. Cuando la mentira, la abyección, el latrocinio y la desvergüenza se convierten en norma, se hacen cotidianos, podemos creer que se ha tocado fondo pero, desgraciadamente, la capacidad de degeneración, de destrucción, tiende al infinito" (extracto del libro). La clase dirigente ha llevado las cosas demasiado lejos y Wyoming asegura que aquí no cambia nada si no lo haces cambiar, pero también sabe que ha llegado la hora de los hombres honrados, que por suerte son la mayoría, y que deben imponerse, de una vez, para siempre.

Un libro bien estructurado y que podría interpretarse como un claro manifiesto de denuncia social actual. Sin pelos en la lengua, y con el toque Wyoming, "No estamos locos" consigue despertar en el lector esa conciencia de rabia y también de conocimiento de lo que pasa a nuestro alrededor. Pero puede que esta entrevista de Andreu Buenafuente a Wyoming logre mostrar ese tono tan característico con un fino humor:


Marcas: Estrategia capitalista


El capitalismo como sistema necesita crecer constantemente. El estancamiento o descenso del consumo deriva inevitablemente en crisis económica, como estamos padeciendo estos últimos años. Uno de los problemas que tiene el capitalismo es que crecer continuamente no es tan sencillo. Llega un momento en que las necesidades de un determinado producto se agotan. La gente ya lo posee y no necesita comprar más. Como eso es un problema, nuestro capitalismo de mercado ha desarrollado una serie de estrategias para que el crecimiento no se detenga. Una de ellas es, por ejemplo, la obsolescencia programada. Nos venden productos deliveradamente perecederos para que tengamos que reponerlos. Otra estrategia también es, por ejemplo, crear nuevas necesidades que abran nuevos nichos de mercado. Así aparecieron los ordenadores, los teléfonos móviles... y hasta los runners que atestan los parques y los paseos marítimos de nuestras ciudades. Otra estrategia es el mundo de la virtualidad, ilusionarnos con lo que podríamos llegar a hacer con un determinado producto. Y las marcas son otra forma de crear mercado.

Pongamos el ejemplo de una sudadera. Es una mercancía bastante común, por lo que su valor no debe ser demasiado elevado. Sin embargo, poniéndole una etiqueta de Nike o de Adidas se singulariza lo común. Se le da un valor añadido y se abre, por tanto, una brecha entre el valor de uso y el valor de cambio.

El proceso por el cual las marcas singularizan lo común es extremadamente sencillo. A veces hacen ediciones limitadas, de un vino o de una falda. Recuerdo ahora que H&M sacó una edición limitada de ropa diseñada por no sé qué modelo que costaba un poco más que la ropa que allí venden normalmente. Por supuesto, los almacenes comerciales reventaron con la cantidad de gente que fue a comprar. Agotaron el producto en unos minutos y se sacaron una pasta. Sin embargo, no es conveniente abusar de las ediciones limitadas, porque, al haber pocos productos, detienen el mercado. Las marcas son una estrategia mucho mejor. Racionalmente, nadie gastaría diez veces más en una sudadera sólo porque lleve el logo de Nike o de Adidas. Pero las marcas no apelan a la racionalidad del consumidor, sino a la universal tendencia a la jerarquización del ser humano. Vayamos donde vayamos, los seres humanos tendemos a establecer rangos, jerarquías, personas que las diferentes sociedades colocan unas por encima de otras. En nuestra sociedad capitalista es el dinero el que distribuye a las personas en diferentes estatus. Los que tienen mucho arriba, los que tenemos poco abajo. Al aumentar el precio de una mercancía, esta se convierte en un símbolo de estatus, ya que cualquiera no puede acceder a ella. Y esa naturaleza competitiva de los seres humanos es la que nos lleva a dilapidar una cantidad ingente de esfuerzo, sacrificio y dinero en lucir marcas, porque con ellas lanzamos a nuestros semejantes el mensaje de nuestro estatus elevado. Las marcas son, por tanto, el equivalente capitalista de la corona de plumas del jefe apache. El capitalismo vio un nicho de mercado en la tendencia a la jerarquización del ser humano y decidió aprovecharla. El estatus, como todo en el capitalismo, también en susceptible de ser comprado y vendido.

Lo extremadamente singularizado es sacralizado por las sociedades y, por lo tanto, apartado del circuito comercial. Por ejemplo, los restos fósiles en nuestra cultura. Si alguien, por lo que fuese, encontrase restos fósiles de un dinosaurio, el Estado se haría cargo de ellos y los reservaría para que los científicos los estudiasen. En el polo opuesto de lo extremadamente singular, está lo extremadamente común, que tampoco es susceptible de ser mercantilizado. Por ejemplo, en nuestra cultura, el agua. Dado que en Europa es muy abundante, no se comercia con ella. Es gratis (por ahora). O el aire. Hay mucho, de modo que no tiene valor y lo que no tiene valor no tiene dueño, ni se compra ni se vende. Y esto no interesa en el capitalismo, y de aquí deriva la gran desigualdad económica y social que provoca.