De sillones va la cosa


Pese a las tensiones y los tira y afloja entre ambos, parece que un pacto de gobierno entre PSOE y Podemos cada vez es más inminente. Pedro Sánchez ha sido capaz de darle la vuelta al panorama politico, y le ha arrebatado al ego de Pablo Iglesias el protagonismo de pacto. Ahora es el partido mal llamado socialista el partido abierto, el partido de la negociación, donde todos son bien recibidos con tal de ir calentando asientos y recuperar el funcionamiento del poder político. Una estrategia que deja cada vez más al descubierto los intereses partidistas.

¿Qué ha sido de la integridad ideológica de los partidos? ¿O simplemente, de los principios? Sobre el PSOE no es necesario responder, hace bastante tiempo que abandonó su significado político. Ya sabemos que el PSOE es la otra cara de la misma moneda. Pero, ¿qué pasa con Podemos? ¿O con Izquierda Unida? Bueno, Podemos hace meses que dejó de ser lo que pretendía ser: un movimiento reformista. En este último año, su discurso se ha moderado tanto como su programa. O bien porque realmente son un partido ilusorio con el mismo significado que el de Felipe Gonzalez en los noventa, o bien han comprendido que el sistema es inamovible actuando dentro de sus normas y han decidido aprovecharse de la situación ilusoria de tanta gente engañada, que ha depositado en ellos su confianza. El interés por alcanzar el poder es tan alto, que en lugar de Podemos debería llamarse Pactemos.

Garzón e Iglesias

Sin embargo, IU es otra historia, dado que no ha perdido su identidad izquierdista, y mantienen los margénes de sus principios políticos con reclamaciones propias de su prosgrama a la hora de negociar. Por ejemplo, ha advertido de que no pactará con el PSOE si este no retira la propuesta de rebajar hasta 400 euros el IRPF, lo cual provocaría que lxs trabajadorxs ejerciesen una mayor contribución fiscal. Pero ello no implica que no sean un partido más de Estado, que también busca un silloncito dentro de un posible "gobierno progresista". Cuando IU y Podemos saben perfectamente de qué pie cojea el PSOE. Saben perfectamente que los "socialistas" prometen una cosa y hacen justo lo contrario, como por ejemplo pactar en ayuntamientos con el PP y Ciudadanos para evitar que los ricos paguen más impuestos. O por ejemplo ejercer una reforma constitucional por sorpresa con el PP para anteponer los intereses de los bancos alemanes a las necesidades básicas de lxs ciudadanxs, y sí, me refiero al conocido artículo 135 de la Constitución.

Sánchez y Rajoy, reformando a traición la Constitución española

A pesar de todo esto, los tres partidos principales de un posible pacto de gobierno continuan vendiendo a la ciudadanía la idea de un "gobierno progresista", "el cambio", etc. Cuando la realidad es que aquí no va a cambiar nada. Podrán hacer unos cuantos "brindis al Sol" con alguna reforma social, pero poco más. No cuentan con una mayoría amplia como la del PP en estos últimos 4 años para llevar a cabo todas sus propuestas. Por no decir que si llega a existir un gobierno PSOE-Podemos-IU no tardarán en surgir diferencias entre ellos a la hora de aprobar cualquier propuesta en el Congreso, con el agravante de la oposición de Ciudadanos y PP.

¿Conclusión? Pues de sillones va la cosa. Tenemos al PSOE como segunda fuerza política que acapara la gobernabilidad de un supuesto pacto, un Podemos que asegura cumplir con sus propuestas sociales y que sin embargo no ha reclamado el Ministerio de Asuntos Sociales dentro de un "gobierno progresista" y una Izquierda Unida que por desgracia sirve de pata de palo al entender que esta es la única forma de acceder a un posible gobierno. Sé que muchos dirán que "Si no es esto, son otros 4 años de PP" o "si no se busca un equilibrio entre las propuestas para formar gobierno, no vamos a ningún lado". Pues, una vez más, queda demostrada la inutilidad y mediocridad de este sistema parlamentario (y no democracia) donde priman los intereses políticos a la hora de ocupar sillones en lugar de los intereses de la ciudadanía, que continúa sin comprender que los partidos de Estado no son la solución.

De nada sirve construír un puente si no hay un río.