Joven y bonita (y viciosa)

Pues sí, otra película. La verdad es que esta vez venía decidido a hablar sobre la imperialista situación provocada en Siria. Pero se me han cruzado los cables, y he recordado una película de 2014 que vi hará cosa de un mes. La película que hoy os traigo, dirigida por François Ozon, destinada directamente al drama. Sin más, de principio a fin te pone en situación, obligándote a permanecer interesado en el destino de esta viciosa protagonista.



En cuanto a la sipnosis, así rápidamente, "Joven y bonita" es un retrato de una chica de 17 años obsesionada con el sexo, la pasión y el deseo hasta el punto de convertir el arte de follar en una forma de vida, prostituyéndose, lo que la lleva hacia una espiral de vicio y lujuria de la que le resulta imposible escapar. Pero venga, dejémonos de resúmenes, vamos a lo importante.

La relación entre lo visible y lo invisible es un aspecto central de la película. El propio título de la película juega con esta dicotomía: en lugar de presentar a su protagonista aludiendo a sus emociones o sentimientos, decide hacerlo exponiendo dos de sus atributos externos (ya sabeis a qué me refiero). No hay nada frívolo en esta decisión, que no hace más que subrayar una constatación: la edad y la belleza de Isabelle (nuestra joven y bonita) marcan la percepción que los demás personajes tienen de ella.

La película comienza con una secuencia en la que el hermano menor, escondido entre unos árboles, observa a Isabelle con unos prismáticos mientras ella toma el sol en la playa. La timidez de Isabelle a la hora de quitarse la parte superior del biquini contrasta con la posterior toma de conciencia de su propio cuerpo como objeto deseado y arma de poder. Vamos, que empieza a mentalizarse de que está buenísima.

Isabelle comienza a llevar una doble vida a espaldas de su familia de clase media. Se cita con hombres de mayor edad, en hoteles, a horarios específicos. No necesita dinero, el sexo no le proporciona placer, y su elección tampoco parece revelar una búsqueda perversa de la humillación. Ozon jamás expone con claridad las razonespor las que sus personajes deciden prostituirse. Ni tampoco profundiza demasiado en el aspecto psicológico. Sin embargo, deja mensajes bastante claros, pistas si prefieren llamarse, como la necesidad de nuestra protagonista de experimentar y de enfrentarse al mundo adulto, o de como gran parte de sus actos giran en torno a una carencia de la figura paterna.



La verdad es que lo más llamativo visualmente sucede al principio de la película. Y no, no pensemos mal (aunque también). Pero a medida que avanza la obra, se va notando cierta ambigüedad. Demasiado sugerente para tan poco dramatismo. Y finalmente resulta sencillo desengancharse de la película, dado que se va mostrando la debilidad del relato y de como se intenta forzar, de modo que únicamente consigue captar tu interés a nivel superficial. O hablando mal, a estas alturas de la película, la historia deja tan poco que ofrecer que lo único que quieres es ver como Isabelle se desnuda ante la cámara.

Sin embargo, no debemos despreciar esta obra, ya que consigue muchos de sus objetivos. El más importante, a mi parecer, es ese retrato que toma de Isabelle, de como la película pacta con la inexpresividad y la monotonía de nuestra protagonista, y de como refleja su cuerpo sin alardear, lo hace de forma sutil, buscando la belleza.

Me ha decepcionado, repito, que no cumpla con todos los requisitos de un buen drama, y que no profundice ni un poquito en la mente de Isabelle ni en su entorno. Pero, repito de nuevo, hay que subrayar el éxito que logra al retratar la vida de esta joven y bonita, y su intención de plasmar la belleza de un cuerpo perdido en un mundo de adultos.

Un último aporte: la escena final en el hotel os dejará tan mal sabor de boca que no sabreis si sentir frustración o desprecio ante un final así. No haré spoiler, tendreis que verla por vuestra cuenta. 



Pd: se ha cambiado la fuente y el tamaño de letra de este post, no sé por qué motivo, lo siento por el que sea miope y tenga que acercarse para leer. A mi también me cuesta.

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