Coca Cola, destapa la mentira.


Destapa la felicidad. Es el nuevo eslogan de la mitificada marca de bebidas Coca Cola Company. Con doble moral, claro. Porque me acuerdo de todas las personas a las que esta compañía ha echado de su planta alicantina. Seguramente destaparon la felicidad al abrir la carta de despido. Pero este es un caso particular, de tantos que esta compañía esparce por el mundo. Y es que con su pacifista publicidad de amor al prójimo quien diría que llevan 125 años explotando la Tierra, a trabajadores e intoxicando a la humanidad. Y gracias a su poder fiscal y adquisitivo, se ha librado de decenas de juicios a escala global que le habrían costado la quiebra de la compañía.

Coca Cola, una depredadora de agua:

Coca Cola utiliza unos 390 millones de litros al año para la elaboración de sus productos (Aquarius, Nestea, Fanta, Powerade, Sprite, Nordic, Burn, AquaBona, etc.), lo que quiere decir que por cada litro que Coca Cola produce se explotan más o menos 175 litros de agua. Un ejemplo de su respetuoso uso: en el año 2004 la compañía utilizó 283,000 millones de litros de agua. Esta cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o proporcionar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente en el mundo de agua potable. Que esta empresa tenga una demanda de agua tan elevada para sus actividades, hace que necesite controlar los acuíferos y en consecuencia deja sin agua a muchas comunidades empobrecidas del continente africano, asiático e incluso latinoamericano, y contamina los sistemas de aguas y los campos de cultivo al realizar vertidos de residuos tóxicos. Las principales denuncias del abuso medioambiental de Coca Cola proceden de la India, donde explota sin piedad los acuíferos subterráneos. En este país, Coca Cola utiliza unos 4 litros por bebida producida, con lo que tres litros de residuos tóxicos son devueltos sin ningún tipo de depuración. Por no mencionar que dicha empresa no paga ningún tipo de tasa por el uso abusivo del agua, tanto en la India como en muchos otros países. De hecho, es uno de los causantes de que en los países subdesarrollados no haya agua potable.

Hipocresía social:

El marketing de la famosa compañía siempre ha sido subliminal, sexista, machista, y racista. No hace falta profundizar en ello. Es un secreto a voces. Es tan fríbolo que el propio diseño de la botella está pensado para idealizar el cuerpo de una mujer y atraer el consumo del sector masculino. Marketing muy cuidadosamente detallado. La campaña publicitaria que Coca Cola está emitiendo actualmente es la que me toca los cojones: evoca su colaboración y compromiso con la sociedad y la cultura, dándoselas de que han estado presentes en muchísimos eventos deportivos, solidarios, educativos,... Algo muy irónico con respecto al deporte, dado que la famosa bebida provoca el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Pero el tema médico no es que me interese mucho.  La Coca Cola sirve para desatascar tuberías y eliminar el óxido. Nada más que decirte si eres uno de los que bebe Coca Cola de forma diaria. Si la tomas de vez en cuando, pues oye, es cosa tuya. Además, los residuos tóxicos que dicha bebida pueda depositar en tu cuerpo son eliminados en tres días por el mismo. A no ser que sigas recargándolos. Que por cierto, aquí en España es Coca Cola quien lleva las riendas de la AESA (Agencia Española de Seguridad Alimentaria), cedidas a la compañía por el gobierno del Partido Popular, para evitar así la retirada de un producto cancerígeno que ha sido prohibído en diversos países, y continuar con su comercialización y exportación.

Actualmente en sus campañas de marketing también juegan con la jornada de trabajo de un obrero, quien agradece una refrescante Coca Cola durante el spot para aliviar el cansancio, y también juegan con la integración social de personas discapacitadas, la normalización de las familias homosexuales, erradicar la pobreza infantil... Pura hipocresía. Dado que Coca Cola Company es una de las mayores empresas explotadoras del mundo, despidiendo en masa a miles de empleados para contratar a otros de forma temporal, sin ningún tipo de indemnización en muchísimos países y pagando una miseria. Por no hablar del sonado caso de Bolivia, donde supuestamente la compañía encargó a una de sus embotelladoras, Panamaco, el asesinato de varios miembros del sindicato de la planta bolivariana a manos de paramilitares. Coca Cola ataca constantemente a los sindicatos, como está ocurriendo actualmente en Alicante, España, donde los sindicalistas se encuentran bajo presión continua. Todo esto para provocar que los trabajadores se desafilien de los sindicatos y tengan que aceptar el precario contrato que Coca Cola ofrece, con horarios y condiciones pésimas y bajos salarios.


En cuanto a su otra campaña de normalización de las familias homosexuales, relacionando el próposito con su eslogan de la felicidad, creo recordar que hace 20 años Muhtar Kent, actual director ejecutivo de la compañía, se declaró en contra de la homosexualidad. Por no mencionar la cantidad de juicios que Coca Cola ha perdido contra colectivos homosexuales que fueron despedidos en su momento por su condición sexual. Hablando de niños, me acuerdo de un anuncio donde varios chiquillos aparecían jugando al fútbol en una especie de aldea india sin recursos, y utilizaban botellas de Coca Cola como porterías. Con este anuncio, la compañía quería demostrar su compromiso social con los países pobres, algo muy curioso por lo que he mencionado sobre el agua al principio del artículo, y sobre todo con los niños que viven en condiciones precarias. Pues bien, Human Rights Watch documentó la contratación de niños hasta nueve horas diarias de trabajo para Coca-Cola en plantaciones de caña de azúcar en El Salvador, cuando su Código de Conducta estipula que "No se usará el trabajo infantil definido en las leyes locales". Hasta un tercio de los trabajadores de las plantaciones de azúcar de El Salvador son menores de 18 años, muchos de los cuales empezaron a trabajar en los campos cuando tenían entre 8 y 13 años. La Organización Internacional del Trabajo estima que al menos 5.000 y hasta 30.000 menores trabajan en las plantaciones de azúcar salvadoreñas. Pero no ocurre únicamente en El Salvador. Esta misma situación se da en cientas de plantas embotelladoras esparcidas por el mundo que cuentan con una plantilla infantil. Lo que decía, pura hipocresía.

Conclusión:

Cuando bebas un Aquarius ten en cuenta que estás bebiendo salarios congelados, la abolición de sindicatos, la desaparición de los contratos colectivos de trabajo. Estás contribuyendo a eliminar las prestaciones sociales (créditos para vivienda, salud, etc), a despedir a los trabajadores antiguos y deshacerse de los procesos de indemnización, a eliminar las jubilaciones y las pensiones, a eliminar el reparto de utilidades, a convertir todo trabajo en empleo temporal, a disminuir los costes de equipo de seguridad del trabajador, a los despidos masivos, a extorsionar a los trabajadores. No, no. Frena. Evidentemente todo esto es muy cínico. He de decir que yo bebo Coca Cola de vez en cuando. Naturalmente eso me convierte en cómplice social de las decenas de injusticias que esta compañía comete. Pero somos una sociedad consumista, y esto no se reduce al Corte Inglés. Coca Cola tiene la suerte de que se ha creado un prestigio y una popularidad social a lo largo de 125 años. Se ha convertido en un producto convencional. Por tanto, nadie va a discutir su consumo. Por desgracia, vivimos en un mundo decadente, y no serviría de nada que yo me propusiese hacerle boicot a Coca Cola. Es probable que me quedase muy tranquilo moralmente. Pero la moral hoy en día juega papeles secundarios y pequeños. Lo mismo pasa cuando compramos unas zapatillas Nike o vemos el Mundial de fútbol. Estamos siendo cómplices de la desigualdad y la precariedad social, mientras los causantes adquieren poder. El mundo funciona así. De modo que continúa bebiendo gaseosas.

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