Podemos y los medios de comunicación.



Podemos es, evidentemente, un partido mediático. Dominan como nadie las redes sociales y Pablo Iglesias es un animal del plató. Empezaron a llevarlo a La Sexta un poco para que diese el toque pintoresco, el contrapunto izquierdoso de fachas redomados como Marhuenda o Inda. Al principio hacía gracia y nadie se lo tomaba en serio. Le permitieron difundir su discurso en la televisión porque pensaron que era un personaje folclórico, la voz de una España comunista de otro tiempo. Y entonces Podemos dio la campanada en las elecciones europeas. Hubo miles de comentarios en las tertulias de radio y televisión desde la que los poderes fácticos nos instruyen a los ciudadanos en lo que tenemos que pensar. No pasaba nada, decían. Nadie se toma en serio las elecciones europeas. Son el modo de expresión del descontento, pero en unas elecciones generales, donde hay que escoger con responsabilidad, las aguas volverán a su cauce normal. Mirad, si no, el caso del Frente Nacional francés, que sube como la espuma en las europeas y se desinfla en las generales. Pero se equivocaron. Podemos no tiene nada que ver con el Frente Nacional. Y por eso siguió creciendo exponencialmente hasta hoy. Hasta hoy, porque, como señalan las encuestas de El País, Podemos frena su avance. El País, en un ejercicio de demagogia asqueroso -porque ellos son los primeros que tienen mucho que perder con una hipotética victoria de Podemos- explica este frenazo por el desarrollo del programa de Podemos. Según ellos, hasta hace una semana la gente no sabía qué iba a hacer Podemos, En cuanto lo han hecho, el pueblo, atemorizado, huye de ellos. No se me ocurre una explicación más torticera. Podemos no pierde apoyos porque su programa no convenza. Todo lo contrario. Entre otras cosas, porque nadie se lee los programas de los partidos políticos. Que alguien me diga qué votante del PP se ha leído su programa. Podemos pierde apoyos porque el poder fáctico ha tomado conciencia de que son una fuerza a tener en cuenta y ha empezado un sistemático programa de acoso y derribo.

Empezaron diciendo que era un partido ingenuo, sin el más mínimo contacto con la realidad. Pero resulta que Podemos está formado por varios profesores universitarios y antiguas autoridades públicas de reconocido prestigio como Vincenç Navarro, Juan Torres o Carlos Jiménez Villarejo. Por ahí no había mucho que rascar. Entonces empezó la guerra sucia. Desde hace unas semanas se publica todo tipo de titulares que manchan el nombre de Podemos. Estos titulares disparan a todo, sin importar que sean verdad o no, ni a quien se ataca. Se publicó, entre otras cosas, que Errejón cobraba fraudulentamente una beca, y que la novia de Pablo Iglesias le regaló un piso de protección oficial a su hermano y otro a su padre. Esto último es el colmo, porque la novia de Pablo Iglesias ni siquiera es de Podemos, pero lo importante es desacreditar, aunque para ello haya que atacar a la familia. Se trata de vituperar en todos los frentes y sin descanso. Como decía Goebbles, una mentira repetida muchas veces se acaba convirtiendo en una verdad. Y si el tribunal de turno les manda rectificar, no pasa nada. Se rectifica un titular que ha ocupado toda una portada con una breve nota de dos centímetros en la página veinte. Sin embargo, sería injusto por mi parte afirmar que todos los medios están unidos y siguen la misma estrategia contra Podemos. Es innegable que Podemos es lo que es gracias, entre otros, a La Sexta. La relación entre esta cadena y Podemos es anterior al acoso del partido por parte de los medios. Los Sábados por la noche la cadena no tenía mucha audiencia. Como no sabía muy bien qué hacer, llenó esta horario con un programa de infoentretenimiento, en el que llevaba a unos personajes especialistas en polemizar sobre temas de actualidad política, pero sin profundizar demasiado. Al mismo invitado le daba igual opinar sobre educación, política penitenciaria o economía en un lapso de veinte minutos, aunque no tuviese mucha idea de ninguna. Lo que importa es hablar bien, no saber. En este espacio Pablo Iglesias se movía como nadie. Supongo que un poco por el creciente interés ciudadano por la política debido a la crisis económica, un poco porque Pablo Iglesias es un personaje con muchísimo carisma, y un poco porque la contraprogramación era el Sálvame de Telecinco, La Sexta aumentó muchísimo su audiencia. La relación entre el líder de Podemos y la cadena era simbiótica. El primero tenía un altavoz desde el que poder difundir su mensaje político, y la cadena sumaba cada vez más audiencia. Telecinco, que vio que le estaban comiendo el terreno, contraprogramó con otro programa de infoentretenimiento a la misma hora. Como Telecinco es la quinta esencia de lo chabacano, tenía en la mesa redonda a Ramoncín, rebautizado ahora como Ramón, pero eso es otro tema. El caso es que Podemos contaba con un espacio en los medios desde el que defenderse de las injurias. Y entonces llegó el gran movimiento táctico del Gobierno. Amagó con volver a poner publicidad en la televisión pública. Lo disfrazó como si les preocupase ahorrarle dinero al contribuyente, ya demasiado ahogado con los incesantes recortes que ellos promueven, pero la verdad es bien distinta. Lo que se esconde bajo este movimiento es quitarle la voz a Podemos. Si la televisión pública introduce de nuevo publicidad, las cadenas privadas como Telecinco y La Sexta se verán obligadas a repartir los ingresos. Se calcula que los ingresos por publicidad bajarían en torno a un veinte por ciento. Esto sería el colapso total de estas cadenas, que no podrían hacer frente a los gastos. La quiebra sería inevitable. Fijaos hasta que punto esto es así, que sólo con el amago, las acciones de Mediaset y Atresmedia cayeron casi un cinco por ciento en un sólo día. Según denunció un directivo de Uteca, la asociación de cadenas privadas en abierto, el Gobierno les había chantajeado. O salía Podemos de las cadenas, o la quiebra. No sé si será por esto, pero la entrevista que le hizo Ana Pastor a Pablo Iglesias en La Sexta Noche fue a degüello. Digo que no sé si será por esto porque Ana Pastor se entrevista más a sí misma que al entrevistado, pero me sorprendió que la semana siguiente, cuando tuvo delante a Toni Cantó, Diputado de UPyD, le hizo una entrevista bastante suavecita. Y lo mismo sospecho de Telecinco, que montó un lío porque, según ellos, Pablo Iglesias pretendía una entrevista con las preguntas cerradas y contestar desde la sede de Podemos.

La cuestión es: ¿beneficia esto al partido de Pablo Iglesias? ¿Llevará toda esta manipulación informativa a la mediatización social de Podemos? Ojalá me equivoque, pero visto el panorama propagandístico (que ya se sabe que las principales cadenas de tv en tiempos de campaña política le besan el culo al PPSOE) Podemos tiene muchas papeletas para salir mal parado en las generales. Ojo, y no ojalá porque apoye a Podemos o no, sino porque el bipartidismo ya ha dejado bastante claro para qué quiere estar arriba. Este post no va destinado a las líneas defensivas de Podemos, ni mucho menos, simplemente es un anílisis de la manipulación informativa que tanto me cabrea. Ya hablaremos del partido en otra ocasión.


Fuente: www.losojosdelvisitante.blogspot.com


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